Desde hace algunos años, la internet se ha encargado de abrir nuestros ojos, e iluminarnos en cuanto al conocimiento de muchos hechos, datos, eventos… hemos estado expuestos a gran cantidad de información desde la llegada de esta gran herramienta. Cada día se producen un sin fin de video blogs, bibliotecas digitales, tutoriales que explican cómo hacer casi cualquier cosa. Entonces ¿Cómo es posible que, a pesar de tener tanto acceso a todo tipo de información, no nos hemos vuelto más inteligentes?
Bien; primero, tendríamos que indagar un poco sobre, qué es la inteligencia, y cómo funciona en realidad.
La inteligente está definida como la capacidad que posee un ser para aprender, comprender, tomar decisiones y resolver problemas. En los primeros cinco años de nuestras vidas, tenemos una increíble capacidad para absorber toda la información que proviene de nuestro medio ambiente – es por ello, que los niños a los que se les enseña a tocar un instrumento desde muy pequeños, tienen mayor facilidad para aprenderlo, que un niño mayor, o una persona adulta.
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Y, además, podríamos agregar que, según muchos estudios psicológicos, existen varios tipos de inteligencia: como la inteligencia espacial, científica y lingüística.
Entonces, la inteligencia y la información van de la mano, pero no son iguales.
Increíble ¿verdad que sí?, no todos los seres humanos aprendemos bajo el mismo ritmo, ni de la misma manera. A un niño que se le dificultan las matemáticas, por ejemplo, puede llegar a escribir un bestseller. Una prodigio del piano, puede ser terrible a la hora de bailar, o practicar un deporte al aire libre.
Durante muchos años, se creyó, que la torpeza de ciertos individuos, se debía a la falta de información; pero justamente, gracias a la proliferación de internautas, y adeptos a la prensa, hemos descubierto, que ese no era el caso.
Es cierto que, tener acceso a la información, es fundamental para reforzar nuestra cultura. Pero; la información en sí misma, no es el factor que determina nuestra inteligencia, así como tampoco, es el elemento que la hace crecer. Aunque, si hay muchas maneras de reforzar nuestra capacidad intelectual, y mantenernos activos.
Existen ejercicios para entrenar la memoria que, de hecho, podemos encontrar en la red; también podemos realizar test, y resolver problemas de lógica y matemáticas. Existen infinidades de libros digitales gratuitos, sobre temas muy interesantes.
También debemos aprender a estudiar y a organizar mejor la información, para que, de ese modo, sea más comprensible. Las notas, los juegos de palabras, y los rompecabezas, son geniales para entrenar tu cerebro.
Leer sobre diferentes temas, nos vuelve más cultos si logramos comprender los temas. Sin embargo, para ser más inteligentes, o al menos, para mantenernos mentalmente activos siempre, debemos llevar a cabo, prácticas que nos mantengan alerta. Aprender un nuevo idioma, un instrumento musical, realizar ejercicio físico, resolver crucigramas o sudokus… son formas muy útiles de entrenar la agilidad de tu mente, y mantenerte activo.
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