De todas las medidas políticas y económicas que ha tomado el Partido Popular desde su llegada a la Moncloa la reforma que plantea Gallardón en la ley de interrupción del embarazo es la que más el debate público y no político ha generado dejando patente la disconformidad general con el anteproyecto de ley. Las advertencias y opiniones de los colegios de médicos, de sociedades científicas y organizaciones internacionales como Amnistía Internacional parecen no ser escuchadas por el Partido Popular.
El mayor problema es la desinformación general que hay alrededor de este tema sobre todo en el punto del antreproyecto que pretende suprimir por completo el supuesto de la malformación fetal. Dentro de este supuesto se incluyen no solo las malformaciones del feto si no todo tipo de animalias congénitas. Este tipo de complicaciones se suele dar en menor medida en los países “civilizados” donde suele haber leyes que regulen estos supuestos al contrario en los países “pobres” donde los casos de malformaciones graves son muy frecuentes.
En la mayoría de los casos el feto muere durante el embarazo o en el periodo neonatal existiendo casos en los que el niño excepcionalmente puede sobrevivir más tiempo ¿Por qué no dejan que sean las madres las que tomen la terrible decisión de interrumpir o no su embarazo?